Si Taylor no hubiera contado con los datos proporcionados por
sus espías texanos o con la información del desertor mexicano, es
muy probable que hubiera hecho frente al ejército mexicano en
Agua Nueva y con gran seguridad hubiera perdido la batalla. Un
oficial estadounidense escribió:
El ejército mexicano en ese día (en La Angostura), era difícilmente
una organización. El soldado raso era tomado de las clases más
bajas de los habitantes cuando se requería, sin su consentimiento.
La mayoría de los mexicanos de rango y línea eran conscriptos
indios ignorantes, medianamente entrenados, medio hambrientos,
pobremente vestidos y que rara vez recibían sueldo.
La Batalla de La Angostura fue una lucha entre un contingente
de soldados mexicanos, casi tres por uno como hemos visto, pero
habían tenido en su contra muchos agravantes: el cansancio ex-
tremo y la falta de alimentación enfrentada en los días previos a
los combates; la posición desventajosa en el campo, por la sierra,
lomas y barrancas que dificultaban los movimientos; la mala
coordinación entre los generales.
Hay que agregar a lo anterior que el armamento norteamerica-
no era superior; su artillería volante permitía rápidos movimientos.
Mientras que la artillería mexicana era muy pesada y más difícil de
operar. La prueba de la superioridad en el armamento se observa
en el número de bajas por cada ejército, y puede inferirse por la
muerte de los oficiales más destacados que cayeron en La Angos-
tura: ni uno fue muerto por efecto de la artillería mexicana sino
principalmente a consecuencia de disparos de rifle y rematado en
lucha cuerpo a cuerpo: el coronel Lincoln fue alcanzado por un
disparo en el corazón, otros atravesados por lanzas. El coronel
Hardin fue herido accidentalmente en una pierna por una bala de
sus propios hombres y fue luego atravesado por una docena de
bayonetas mexicanas.
Ninguna otra acción de importancia fue librada por el ejército
norteamericano en el noreste de México –habría una última batalla
en el noroeste, la de Sacramento, Chihuahua, el 28 de febrero de
1847– salvo escaramuzas con guerrilleros, durante los siguientes
meses en los que continuó el conflicto. Taylor desarrollaría en La
Angostura su última batalla y su última victoria, pues pocos meses
después regresaría a los Estados Unidos, donde el año siguiente
sería electo presidente de su país. Santa Anna, en abril de 1847,
lucharía, también con resultados adversos, en Cerro Gordo, cerca
de Jalapa, contra las tropas del General Scott que había entrado a
México por Veracruz.
Como reconocimiento a los participantes más destacados del
ejército mexicano en La Angostura, el gobierno de México otorgó la
Cruz de Honor, condecoración en la que estaba inscrita la leyenda
“ valor y al sufrimiento”.
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