La desorganización, la carencia de recursos, de municiones yparque, así como la casi inexistencia de prácticas militares, provo-caron numerosas deserciones entre los soldados mexicanos, de talforma que en enero de 1847, las tropas se habían reducido a 18mil efectivos: habían desertado cerca de 2 mil hombres.
Mientras, los americanos habían tomado posesión de Saltillo
desde mediados de noviembre de 1846. Habían arribado 1 mil 300
efectivos estadounidenses a la capital de Coahuila.
Taylor movió una cantidad considerable de sus tropas de Mon-
terrey a Saltillo a fines de 1846.
En enero de 1847, Santa Anna decidió avanzar a Saltillo pensan-
do en derrotar fácilmente al reducido ejército de Taylor, pues sabía,
por una carta de Winfield Scott dirigida a Taylor, interceptada por
los mexicanos, que un buen número de efectivos sería transferido
hacia Veracruz.
El 28 de enero las fuerzas mexicanas iniciaron su salida rumbo
a Saltillo para combatir en La Angostura, lo cual entrañaba grandes
dificultades de logística, haciendo frente a un riguroso invierno.
La compañía de San Patricio, formada por irlandeses desertores
del ejército estadounidense, salió en la vanguardia, junto con el ba-
tallón de ingenieros (zapadores) y tres compañías más de artillería
que conducían 14 cañones, a pie.
El 29 de enero salió la división del general Pacheco; el 30, la
división mandada por el general Lombardini; el 31, la división del
general Ortega, y el cuartel general dejó San Luis el 2 de febrero.
La penosa marcha por el desierto costó cerca de 2 mil hombres.
Algunos murieron de frío, hambre o fatiga; otros desertaron.
Manuel Balbontín, coronel mexicano que luchó en La Angos-
tura, explica en sus Memorias que en el ejército que marchó a este
sitio iban batallones “que llevaban a raíz del cuerpo una malas
levitas, que carecían de frazada y capotes con que abrigarse, y
cuyos chacós (quepís) eran de palma forrados de indiana”.
Los soldados caminaban un promedio de 20 kilómetros diarios,
con todo el impedimento para cruzar, con los rigores de esa esta-
ción, los más de 400 kilómetros de desierto en 20 días. La mayoría
dormía al aire libre, pues el ejército carecía de tiendas de campaña.
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